Siguiendo su pasión, se vino a la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) a estudiar Arquitectura Naval, el único lugar en Argentina donde se dicta esta carrera. "Tenía un amigo en Santa Fe (donde vivía) que había estudiado 2 años la carrera y me contó cómo era todo: a qué tipo de embarcaciones apunta la carrera; qué se estudia; las diferencias con Ingeniería naval…", cuenta Agustín Paladini, egresado de Arquitectura Naval.
Y descubrió que la lista de cosas que se aprenden en la Universidad es interminable: "Los cálculos que requieren los barcos, los sistemas, las estructura, los interiores, predecir cómo van a navegar… Además hay tantos diseños de barcos para cada trabajo, uso o condición. Realmente, es una carrera muy abarcadora", explica Agustín.
Hoy tiene 24 años y a partir de que obtuvo el segundo galardón en un concurso mundial de diseño de veleros fue premiado para viajar a Italia con una práctica profesional de trabajo en el astillero Adria Sail, de la ciudad de Fano, ubicada sobre el mar Adriático. Con Bauto 45, un diseño de velero crucero-regata de 45 pies de eslora, de carbono y su proyecto final de veleros que hizo para la carrera de la UNQ, se ganó este premio en 2016 en el concurso de diseño Diporthesis, del Salón Náutico de Génova, Italia, país donde hoy trabaja como diseñador técnico de veleros.
Mientras cursaba ya tenía en mente viajar, conocer y trabajar en otros países. Sin embargo se imaginaba Italia como última opción. Antes pensaba en ir a buscar trabajo a Australia o Nueva Zelanda. "De hecho estaba por sacarme pasaje", cuenta Agustín. Pero lo sorprendió la llegada del 2do premio y "hoy lo estoy disfrutando mucho", expresa Agustín, a quien una de las cosas que más le gusta de la profesión que eligió es el diseño del casco, los apéndices y el diseño de planos vélicos, además de la optimización de la navegación y el diseño exterior.
La carrera de la UNQ le dio las herramientas para ejercer su profesión como arquitecto naval y hoy disfruta este desafío sin planificar demasiado su futuro porque prefiere disfrutar el día y día y dejarse llevar por las nuevas propuestas que se le presenten.
Su práctica profesional, que comenzó en febrero, está por terminar a mitad de año y su destino es incierto, por suerte, porque Agustín se radicará donde consiga la mejor alternativa de trabajo, esa que le deje aflorar su pasión por el diseño y la náutica una vez más.
