Ambas trabajan a través de un “call center” que funciona para la detección precoz y seguimiento telefónico de contactos estrechos de casos positivos, en el Centro de Telemedicina Covid Universidad, donde cumplen tareas estudiantes de distintas carreras de la UNQ.
Jennifer Cardozo, alumna de la Licenciatura en Terapia Ocupacional, decidió anotarse porque fue caso estrecho de Covid. "Tuve que aislarme y en el barrio había promotores de salud, personal, organizaciones y vecinos que nos asistían todo el tiempo, viendo qué necesitábamos”, recordó con agradecimiento. Esto la motivó a brindar su ayuda para
acompañar a su comunidad.
Cardozo decidió repartir, entonces, su tiempo entre las cursadas, el voluntariado y su trabajo: se desempeña en salud mental en un Centro de Día para personas con discapacidad en Quilmes. Trabaja como orientadora de sala y tiene a cargo a diez concurrentes del Centro. Los viernes también trabaja en una organización social en la Villa Itatí, barrio popular del Partido de Quilmes, donde acompaña a niños, niñas y adolescentes en sus trayectorias académicas. "Mi tarea es ayudarlos a reforzar sus capacidades y habilidades para que puedan descubrir hacia dónde quieren ir", contó la alumna.
Actualmente, sigue estudiando (le quedan ocho materias para recibirse), mantiene su trabajo en el Centro de Día con un protocolo de burbujas y en la organización social donde participa y continúa con el voluntariado en el Centro de Telemedicina de la UNQ. Allí empezó como operadora y hoy es supervisora. "Lo tomo como una responsabilidad social y también como un trabajo", sostuvo.
Rocío Herrera, Profesora en Ciencias Sociales de la UNQ, también estudia, trabaja y colabora. "El año pasado empecé este voluntariado y también aprobé seis materias de la Licenciatura en Educación, mientras que por la tarde trabajaba como docente", destacó. Cuando se abrió la convocatoria para el Centro de la Universidad, se anotó, estudió los protocolos, la asesoraron sobre cómo sería el trabajo y recibió una capacitación. Ahora llama por teléfono a cada familia, les recuerda los cuidados y la importancia del aislamiento, chequea síntomas y vuelca los datos en una planilla.
“Cuando vamos conversando todos agradecen que los llame pero, también, nos cuentan sus historias, sus necesidades”, explicó Herrera. “Hace poco me tocó hablar con una persona mayor que estaba muy triste porque tenía que estar aislada y no podía ir a atender a los chicos del comedor del barrio”, lamentó la estudiante, que toma este voluntariado como un gran desafío.
Con incentivo económico
El Centro de Telemedicina Covid Universidad hoy sigue funcionando en la UNQ. Se transformó de voluntariado a beca con incentivo económico para los estudiantes. "Yo me sentí muy afortunada. No sólo por continuar con este trabajo que hacemos de corazón sino por recibir un apoyo que para mí fue muy importante, en el marco de la situación actual", detalló Herrera, a quien le faltan tres materias para recibirse de Licenciada en Educación, continúa con el voluntariado y hoy trabaja como camarera los fines de semana.
"A través de esta experiencia no sólo desarrollamos más empatía sino también agudeza para detectar lo que necesita cada familia", agradeció la joven, que siente que aprende constantemente. "El hecho de que haya estudiantes de otras carreras también me hizo aprender mucho", completó.
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