El pasado jueves 3 de diciembre, el Ágora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) se convirtió en un “laboratorio a puertas abiertas”. Con una propuesta renovada, el grupo de Cocina Molecular de la carrera de Ingeniería en Alimentos invitó nuevamente al público a jugar con la química y la física de los líquidos, a partir de explorar nuevos sabores y texturas en su barra de tragos moleculares. La actividad de comunicación de la ciencia cerró el cuatrimestre, inaugurado en agosto con los monólogos científicos del grupo español Big Van.
El principio de Arquímedes, el Big Bang y el espacio-tiempo subatómicos son algunas teorías y conceptos en los que estos científicos y cocineros se inspiraron para transformar líquidos y alimentos comunes en espumas, esferas y emulsiones con nuevos colores y sabores. El objetivo de la barra es mostrar cómo la ciencia y la tecnología se mezclan con elementos y hábitos de todos los días, invitando al público a saborear los resultados de mezclar el laboratorio y la cocina.
La barra de tragos moleculares tuvo su primera edición en 2014, cuando visitó la UNQ el chef internacional Borja Blázquez, creador de la propuesta junto con Anahí Cuellas, docente investigadora de la Universidad. En esta oportunidad, Anahí fue acompañada por la docente Paula Sceni y los estudiantes Guido Pascual, Mauro de Martino, Ramiro Fortunato, Noelia Caminos, Carolina Dari y Diana Szelagowski.
Organizaron el grupo de Cocina Molecular de la carrera de Ingeniería en Alimentos del Departamento de Ciencia y Tecnología y el Programa de Comunicación de las Ciencias, dependiente de Rectorado y de la Dirección General de Comunicación de la UNQ.
