Inicio » Noticias » Todo a su debido tiempo: cómo estima nuestro cerebro los minutos y segundos
Patricia Agostino es biotecnóloga y docente investigadora en el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Tiene una obsesión que la persigue desde hace años: estimar la percepción subjetiva del tiempo. Esto, que para algún desprevenido podría parecer superfluo, tiene una importancia capital. Muchas enfermedades, en especial algunas neurodegenerativas, están asociadas a este mecanismo gobernado por los relojes internos del cuerpo. Agujas que a veces se sincronizan de acuerdo a las pistas de luz y oscuridad del ambiente, pero que en otras oportunidades no lo hacen. Qué, cómo y para qué esta cronobióloga explora el procesamiento temporal en nuestros cerebros.   

 -Sus investigaciones se centran en comprender el reloj biológico…
-Sí, puntualmente, el circadiano; ese que regula nuestras actividades en un lapso de 24 horas. Al interior del campo de estudio que se preocupa por analizar estos temas, existe una rama cognitiva que se denomina “Procesamiento temporal en el rango de segundos a minutos” (en inglés es popularmente conocido como Interval timing). Sucede que nuestro cerebro de manera continua estima intervalos.

-¿Qué tipo de intervalos?
-Por ejemplo, cuando estamos por cruzar una calle y viene un auto pasan muchas cosas en nuestros cerebros. Evalúan distancias y velocidades y, luego, frente a la respuesta que se genera tomamos la decisión de comenzar a caminar o no hacerlo por precaución. Otro ejemplo típico es cuando manejamos. El semáforo está en rojo y solemos sacar el pie del embrague y el freno unos instantes antes a que cambie a verde. Ambos son eventos de los que participamos muchas veces en nuestra vida cotidiana, que se regulan a partir de la actividad cerebral y se descubren esenciales para la supervivencia. A los animales les sirve para huir de los predadores, a nosotros para evitar accidentes viales.

-¿Solo el circadiano debe sincronizarse correctamente o tenemos muchos relojes internos?
-El reloj circadiano es uno solo. Sin embargo, el sistema de temporización vinculado a interval timing aún no fue localizado. Los últimos papers indican que podría ser el producto de una conexión entre varios circuitos neuronales. Las áreas candidatas son el cuerpo estriado que posee neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, la corteza prefrontal y otras regiones aledañas en las que se alojan las memorias. 
 
-¿Cómo influye la dopamina, por ejemplo?
-Si una persona genera demasiada dopamina, por lo general, sobreestima los intervalos de tiempo, de manera que cuando pasó un lapso corto lo vive como si fuese mucho más extendido. Un experimento que nos quedó pendiente es la realización de mediciones en los estadios de fútbol, donde la percepción subjetiva del tiempo se modifica cuando está por finalizar el partido dependiendo si tu equipo gana o pierde. La hipótesis que manejamos es que si gana uno prefiere que el partido se termine rápido y de lo contrario uno buscaba que pase más lento. Realizamos algunas pruebas que confirmaban nuestras ideas previas, pero solo contamos con 200 participantes y necesitamos al menos 1000 para cubrir la muestra.

-¿Iban a la cancha con un cronómetro?
-Exacto. Empleábamos la técnica de producción temporal, esto es, les pedimos a esas personas que estimen 30 segundos. Luego verificamos si acertaron, o bien, si subestimaron o sobrestimaron el tiempo. En un experimento de laboratorio nosotros proponemos distractores para evitar que los sujetos cuenten para adentro. Esta situación, por supuesto, en una cancha de fútbol es imposible. De cualquier modo, si la persona cuenta y está acelerada lo hará a una mayor velocidad. Algo interesante pasa con los músicos que son muy precisos en estas escalas de tiempo y lo fragmentan con una exactitud, en algunos casos, notable. El recuerdo de melodías les ayuda a estimular la virtud. Los tenistas demuestran mucha precisión en el rango de los milisegundos, la velocidad de movimientos y reflejos los entrena muy bien para lo que nosotros nos proponemos investigar.

-Ya que lo menciona, ¿cómo son las pruebas en laboratorio?
-Además de la producción temporal (como en el caso anterior) realizamos tareas de reproducción. Les hago escuchar, o bien, observar un estímulo visual que dura, por ejemplo, tres segundos. Luego la persona tiene que recortar un segmento que, desde su perspectiva, coincida con el anterior. Hemos realizado controles de exactitud en la estimación del tiempo en pacientes con Parkinson o Huntington. Son personas que tienen afectada la dopamina en el cuerpo estriado y, como efecto, se ve perjudicada su precisión para medirlo. Cuando la enfermedad está muy avanzada ya es más difícil llevar la tarea a cabo porque hasta las actividades más simples se asumen como muy complejas. Me refiero a apretar una tecla. Entonces, en algunos casos, cuando sienten que pasó el tiempo consignado me aprietan la muñeca.

-¿Qué resultados obtuvieron?
-En los pacientes con Huntington (del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires, INEBA) advertimos que el grado de deterioro en la estimación del tiempo correlacionaba con el grado de avance clínico de la enfermedad. Es genética, es decir que si uno se hiciera un test y tuviera la mutación, eventualmente podría desarrollarla a los 50 o 60 años. Se volvió famosa hace unos años por un juicio en EEUU: una mujer estaba embarazada y su marido, el padre del futuro bebé, había fallecido a causa de la patología. Ella quería saber si su hijo la tendría y estuvo en conflicto porque no se resolvía si debía hacerse o no el diagnóstico.  

-Qué interesante, es decir que el tema está en agenda. La estimación del tiempo es fundamental y se modifica de acuerdo a los ambientes.
-No es lo mismo estimar tiempo a la mañana que hacerlo a la noche; y tampoco es igual si trabajás en turnos rotativos o si tenés tu horario de oficina bien estipulado. El jet lag con los viajeros frecuentes y las azafatas es un caso paradigmático con el que habitualmente trabajamos aquellos que investigamos en este campo. En la actualidad, evaluamos qué ocurre con la estimación temporal en científicos y militares que viven por un año en la Antártida.

-¿Cuál es la hipótesis en este caso?
-Por las condiciones de luz/oscuridad (un mes que es luz constante en verano y un mes que es oscuridad total en invierno) y el aislamiento que experimentan estos contingentes vemos que su estimación temporal está trastocada, ya que sobreestiman a lo largo del año y la precisión disminuye. Tenemos tan naturalizada la estimación del tiempo que nunca llegamos a comprender que lo hacemos constantemente. Es un mecanismo tan cotidiano que no podemos dejar de estudiarlo.

Patricia Agostino