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Durante septiembre de 2022 salió publicada la Revista del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) donde la Universidad Nacinal de Quilmes (UNQ) colaboró con la redacción de una nota sobre Educación popular en contextos de encierro.
 
Se trata de la edición Nº 95 de la Revista, el cual, en esta oportunidad giró bajo el lema "Educación no formal".
 
La nota de la UNQ fue realizada por el equipo de Prensa y Comunicación Institucional. Se puede leer a continuación o acceder a la Revista Nº 95 del CIN en este LINK.

Educación Popular en contextos de encierro
 
Formarse para alfabetizar internos en un penal es una vocación esencial para mejorar la calidad de vida de las personas que están en contextos de encierro. Desde el programa de Educación Popular y articulado con el Diploma de Extensión Universitaria en Educación Popular, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) forma alfabetizadores que ayudan a otros internos a adquirir la lectura y escritura.
 
En el año 2021 el Centro de Estudiantes de la Unidad Nº 31 del Complejo penitenciario de Florencio Varela, el más grande de la Provincia de Buenos Aires, solicitó que la UNQ enviara educadores para alfabetizar a entre 250 y 350 personas. “Entre el 30 y 40 % de los internos de dicha unidad no podían leer ni escribir formalmente. Es así que nos convocan para que enviemos alfabetizadores”, explica Daniel Carceglia, Director del Programa de Educación Popular y Formación Laboral de la UNQ. “Pero nuestra propuesta fue formar educadores populares dentro del penal, es decir, que los internos que se formaran en educación popular alfabetizaran a sus compañeros", explica el Director.
 
A través del Diploma a través del Diploma de Extensión Universitaria en Educación Popular, que es el instrumento de educación que la UNQ tiene desde hace 16 años y se dicta a través del campus virtual, los internos pudieron formarse en Educación Popular. "La primera instancia es de inmersión teórica y la segunda ya es el desarrollo práctico", cuenta el Director. En el marco de la pandemia, los reclusos tenían autorizado el uso de una computadora y conexión a Internet y pudieron cursar el diploma en su totalidad.
 
"Cuando se levantaron las restricciones por el coronavirus, pudimos tener un encuentro presencial y así conocer a los internos que cada uno estaba acompañando. Fue una verdadera instancia de encuentro, de compartir, de ver la práctica; sobre todo pudimos reflexionar sobre la construcción de su propio proceso educativo", explica Carceglia.
 
En este momento hay doce alfabetizadores en la Unidad 31 y las autoridades quieren replicar la propuesta de formación y alfabetización en las cuatro restantes. "Nosotros propusimos que los internos de la Unidad 31 sean los tutores, de modo que tengan gente cercana con alguna experiencia que acompañe esta iniciativa", añade Carceglia. "En marzo de este año culminaron el Diploma en Educación Popular y ahora estamos acompañando las tareas prácticas que ellos realizan. Algunos ya se alfabetizaron, otros están en proceso", se alegra el Director.
 
Si para cualquier ciudadano la necesidad de leer y escribir es central para su recorrido educativo y para una ciudadanía más plena, en la vida en contextos de encierro resulta esencial leer y escribir. Es por escrito que se piden determinados permisos, que los internos se comunican con el guardia que está a cargo de recibir a los familiares, que se recibe la autorización para que puedan pasar mercadería y otras cosas que les traen y que se comunican con distintos espacios institucionales. 
En este sentido, Carceglia detalla la necesidad real de alfabetización de los reclusos: “Cuando no pueden leer ni escribir o no pueden hacer la nota es particularmente complejo. Tienen que recurrir a un compañero y a veces pueden a veces no porque entran en juego innumerable cantidad de cuestiones que tienen que ver con los vínculos, con las situaciones violentas en la que viven cotidianamente, con situaciones de poder”, detalla. “Leer y escribir, al interior de un contexto de encierro es una necesidad enorme. Solucionar esto es dar un paso adelante”, sostiene el Director. 
 
La alfabetización además les permite acceder luego al sistema educativo que les permite otras proyecciones. Por otro lado, “para quienes se transforman en educadores populares enseñándoles a sus compañeros también les representa un sentido profundísimo de compañerismo y de vocación docente”, comenta Carceglia. 
 
“Recientemente, un interno que recibió el diploma y está a punto de salir, nos decía que esto le había despertado no solo una vocación de educación popular sino que quería abrir un centro de alfabetización en El Tigre para compañeros de su barrio. Y, no solo esto, sino que estaba viendo la posibilidad de anotarse en el instituto superior de formación para ser docente”, añade Carceglia.
 
Este proceso formativo es realmente vital para los internos ya que esta herramienta les permite el desarrollo. Sin duda alguna que la educación popular al interior de los contextos de encierro es una tarea de reflexión emancipadora y de construcción de una ciudadanía más plena.
 

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